miércoles, 3 de junio de 2009

CALEFACCIÓN CENTRAL

Sucede que María le dijo que no. Que a pesar del vestido y las apariencias, si estaba sola en aquella fiesta, alguien guardaba su lugar en la cama de alguna ciudad extranjera. En fin, que “no”, pero lo dijo tarde, demasiado tarde, y Pablo creyó, como es común, parece ser, en estos tiempos, que aquello era un asunto de alta traición en toda regla. Y es que si una mujer acude sola a cualquier “emplazamiento” (con alevosía, si el motivo es festivo), algo anda buscando. Si además fuma o bebe de un modo determinado, la cosa se complica, y no digamos ya, si a la hora de bailar se contonea con un cierto “tonito” al modo de ver masculino, un tanto guerrero (que por otra parte es el mismo que ella emplea en su casa cuando a solas escucha esa salsita que tanto le gusta, o cuando le enseña a su sobrino Luismi como no caer en el más absoluto ridículo, o al menos, mantenerse dignamente cuando le llegue el momento de lucir y menear esqueleto), pues bien, todo parece indicar que la chica está sedienta.

Pablo, deja a un lado la parte superior de su cuerpo para abandonarse a la parte más inferior del mismo (en todos los sentidos) y ataca, horas antes del conflictivo “no”, a la hembra en cuestión. Repite la operación varias veces, porque el vestido de ella así lo requiere. Ella, por su parte, que sólo ha venido a pasar un rato para olvidarse de que Javier viaja, en estos momentos, rumbo a París, y tras la plúmbea insistencia de sus amigas, ofrece su sonrisa a Pablo, y contesta a sus preguntas amablemente.

Procura ser agradable, por cortesía.
Pablo toma la cortesía por incitación al acoso y ante tal situación, pone todo su empeño, superior, inferior, e intermedio, en llevarse al huerto a este vestido corpóreo que es María esta noche.

Se acerca a la barra para pedir unas copas, a ver si con el alcohol la chica le va facilitando la entrada triunfal en el paraíso que desde el principio ella ha anunciado ostentosamente por medio de muy diferentes y luminosas señales.

En un momento de debilidad, recurre a otros miembros de la manada para intercambiar iniciativas. Pablo se refiere a la agradable e incauta María en términos de “calefacción central”, lo cual anima a más participantes a intentar llevar a cabo la ardua tarea que supone esta chica indefinida de altas temperaturas. Pablo le cede el turno a Juan, Juan a Pedro, Pedro a Manuel, Manuel a Luis, Luis a Santos, éste al siguiente (de quien no se conoce ni el nombre) y el proceso continúa hasta altas horas de la madrugada.

A las 6, Pablo toma las riendas, la agarra del brazo y con todas las escasas buenas maneras que le quedan tras tan fatigosa tarea la invita, no muy amablemente, a refugiarse (ambos) en un lugar más tranquilo. María responde un “NO” sonoro y preciso que enfría considerablemente las fervientes ilusiones de las respectivas partes inferiores de los allí presentes.
Pablo se enfurece y no entiende nada, porque, él, tan sólo ha seguido las instrucciones que ella le ha dado.
María se queda simplemente perpleja por tamaño malentendido.


Ser agradable puede provocar ciertos desórdenes en el ecosistema varonil, cuyas consecuencias son del todo impredecibles.

Ana Vega.

9 comentarios:

  1. Que patosos los hay, madame.
    Nunca entenderan nada. Digamos que no les ha sido concedido precisamente el don de la seduccion.

    Feliz miercoles

    Bisous

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  2. Cierto, madame, algunos nacen sin ese don. Menos mal que hay otros que lo tienen muy desarrollado, el don, me refiero :)

    Un beso y buen miércoles.

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  3. Si seremos brutos que algunos hombres hasta los "estufíos" los interpretan como una señal para entrar a seducir: "Eso es que se está haciendo las estrecha, tío... ¡Ataca, ataca!"

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  4. Jajajajajajajajajajaja....Ay, Antón!!! Qué razón tienes!!!!

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  5. Jejeje!
    ¡El Antón sí que sabe!

    Conozco más de uno que confunde un simple cruce de miradas con una invitación sexual inmediata.
    ...Si es que hay cada uno por ahí.

    TQM.
    TQM.

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  6. Sí, yo también conozco a más de uno.

    Yo también.

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  7. Señora!, qué gusto encontraros!
    Y también ha sido un gusto leeros.
    esque son así, son así. Yo creo que moriré sin entender muchas cosas
    Os saluda con cariño
    Doña Guiomar de Ulloa

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  8. Sí que son así. Bueno, no todos, pero sí una gran mayoría. Una pena.
    Y luego dicen que es a nosotras a las que no se nos entiende!!

    Gracias por vuestra visita, señora. Siempre seréis bien recibida.

    Un beso.

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  9. Madame, puede pasar cuando quiera por este blog a recoger un regalito que tengo para usted.

    Buenas noches

    Bisous

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