domingo, 29 de noviembre de 2009

EL FUTURO



Y sé muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el jesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes,
o una blusa.
Me enojaré
amor mío
sin que sea por tí,
y compraré bombones
pero no para tí,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré las cosas que se sueñan.
Y sé muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo.
ni allí fuera
en ese río de calles y de puentes.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo
y cuando piense en tí
pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de tí.


Julio Cortázar.

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domingo, 22 de noviembre de 2009

EL SUSTITUTO




Una nota de humor para un domingo cualquiera (aunque no sea un domingo de agosto)

Luis acaba de almorzar y se dispone a darse un baño en su piscina como cada tarde de este caluroso mes de agosto. Hoy ha comido demasiado pero eso nunca fue un impedimento. Tras un almuerzo formado por ensaladilla rusa de entrante, potaje de garbanzos de primero, filete con patatas de segundo y un buen trozo de brazo de gitano de postre, se dirige a la piscina y se prepara para introducir el pie en el primer escalón. Sin embargo algo llama su atención. A lo lejos, una sombra le observa atentamente. Tras frotarse los ojos y sufrir un gran escalofrío comprueba que se trata de la tenebrosa representación de “La Muerte”, es decir, una figura fantasmagórica envuelta en una capa negra y con una gran guadaña sobre su mano derecha. Asustado saca el pié del agua e intenta alejarse como alma que lleva el diablo.

MUERTE: Eh, tú, tú ¿Dónde crees que vas?
LUIS: Eh, yo, estooo, verás, ¿qué?
M: ¿Ibas a darte un baño no? pues venga
L: He cambiado de opinión, creo que me voy a dormir la siesta
M: Ah, pero no puedes hacer eso
L: ¿No? ¿Y por qué no?
M: Pues está bien claro, ¿no me ves? ¿no sabes quien soy?
L: Me hago una idea, ¿no ves la mancha de mi pantalón?
M: Pues venga, acaba ya que no tengo todo el día.
L: A ver si nos entendemos. He de suponer que hoy no es Halloween, que realmente eres La Muerte y que estás aquí para recogerme porque acabo de morir ¿pero de qué?
M: ¿De qué va a ser? ¿A ti no te dijo tu madre que había que hacer 2 horas de digestión? Sería la única. No me hagas decirte lo que te has metido en el almuerzo. Debería darte vergüenza con ese barrigón que tienes.
L: Todo eso está muy bien, pero ¡coño, es que no me he metido en el agua!
M: Bueno, eso es un tecnicismo, te ibas a dar tu baño de todos los días.
L: ¡Y un carajo un tecnicismo!, no hay contacto con el agua, no hay corte de digestión, no me muero. Está muy claro.
M: Pero no te has metido porque me has visto a mí.
L: Ah, amigo, pues haber aparecido a tu hora. ¿A qué vienen tantas prisas?
M: Como se nota que no has viajado nunca de una dimensión a otra. No sabes lo difícil que se hace ser puntual.
L: Oye, que yo trabajo en el centro. No puede ser muy diferente.
M: No me hagas esto hombre, métete ya en la piscina, ¿qué te cuesta?. Mira que me buscas un problema. Que soy agente sustituto.
L: ¿Cómo? ¿Que me muero y ni siquiera viene La Muerte titular a recogerme? Esto es humillante.
M: Es agosto, todo el mundo tiene derecho a unas vacaciones. Mírate a ti que llevas tocándote los huevos 3 semanas.
L: Bueno tío, pues si te echan lo siento. Tú pierdes tu trabajo pero yo me juego la vida. No hay color. Ahora mismo me vuelvo a mi cama y no me vuelvo a meter en agua aunque el Betis gane la Champions League.
M: Que marrón. Bueno, pero no cuentes nada de esto. Si te pregunta alguien les dices que un familiar tuyo que murió hace tiempo vino a rescatarte. Que viste una luz a lo lejos y todas esas chorradas.
L: Que si, que si, anda vete y no vuelvas hasta que toque. Y que venga La Muerte de verdad.
M: Pues no te mueras en agosto …(Murmura)...gordo gilipollas.

(El suplente de La Muerte se aleja lamentándose).

M: Hay que joderse con la clientela, si llegas tarde que vaya horas de llegar, que si ya se han llevado el cuerpo, que no sabían a quien preguntar, que van a poner una hoja de reclamaciones. Si llegas pronto no se quieren morir. No acierto, que ganas tengo de que llegue septiembre.

J.L. Navarro.

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sábado, 21 de noviembre de 2009

DIME


Dime por favor donde no estás
en qué lugar puedo no ser tu ausencia
dónde puedo vivir sin recordarte,
y dónde recordar, sin que me duela.

Dime por favor en que vacío,
no está tu sombra llenando los centros;
dónde mi soledad es ella misma,
y no el sentir que tú te encuentras lejos.

Dime por favor por qué camino,
podré yo caminar, sin ser tu huella;
dónde podré correr no por buscarte,
y dónde descansar de mi tristeza.

Dime por favor cuál es la noche,
que no tiene el color de tu mirada;
cuál es el sol, que tiene luz tan solo,
y no la sensación de que me llamas.

Dime por favor donde hay un mar,
que no susurre a mis oídos tus palabras.

Dime por favor en qué rincón,
nadie podrá ver mi tristeza;
dime cuál es el hueco de mi almohada,
que no tiene apoyada tu cabeza.

Dime por favor cuál es la noche,
en que vendrás, para velar tu sueño;
que no puedo vivir, porque te extraño;
y que no puedo morir, porque te quiero.



Jorge Luis Borges.
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martes, 17 de noviembre de 2009

SUEÑOS DE SEMILLA




En el silencio de mi reflexión percibo todo mi mundo interno como si fuera una semilla, de alguna manera pequeña e insignificante pero también pletórica de potencialidades.

...Y veo en sus entrañas el germen de un árbol magnífico, el árbol de mi propia vida en proceso de desarrollo.
En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después.
Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje, llenándose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar.

Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol. Y tantas son las semillas como son los sueños secretos.

Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo de germinar, echar raíces y darse a luz, morir como semillas... para convertirse en árboles.

Árboles magníficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su solidez, que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabiduría de nuestros sueños semilla.

Ellos, los sueños, indican el camino con símbolos y señales de toda clase, en cada hecho, en cada momento, entre las cosas y entre las personas, en los dolores y en los placeres, en los triunfos y en los fracasos. Lo soñado nos enseña, dormidos o despiertos, a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta.

Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos o en relámpagos de lucidez cegadora.

Y así crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos...
Y un día, mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida, las semillas de nuestros sueños se transformarán en árboles, y desplegarán sus ramas que, como alas gigantescas, cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro.
Nada hay que temer,... una sabiduría interior las acompaña... porque cada semilla sabe... cómo llegar a ser árbol...
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De "Cuentos para pensar" de Jorge Bucay.
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viernes, 13 de noviembre de 2009

LA CIUDAD DE LOS POZOS


Aquella ciudad no estaba habitada por personas, como todas las demás ciudades del planeta.
Aquella ciudad estaba habitada por pozos. Pozos vivientes….Pero pozos al fin.
Los pozos se diferenciaban entre sí, no sólo por el lugar en el que estaban excavados, sino también, por el brocal (la abertura que los conectaba con el exterior).
Había pozos pudientes y ostentosos con brocales de mármol y de metales preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y otros más pobres, con simples agujeros pelados que se abrían en la tierra.
La comunicación ente los habitantes de la ciudad era de brocal a brocal, y las noticias corrían rápidamente de punta a punta del poblado.
Un día, llegó a la ciudad una “moda” que seguramente habría nacido en algún pueblecito humano.
La nueva idea señalaba que todo ser viviente que se preciara debería cuidar mucho más lo interior que lo exterior. Lo importante no era lo superficial sino el contenido.
Así fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban de joyas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos. Algunos más optaron por el arte, y fueron llenándose de libros, de manifiestos ideológicos y de revistas especializadas.
Pasó el tiempo.
La mayoría de los pozos se llenaron hasta tal punto que ya no podían incorporar nada más.
Los pozos no eran todos iguales, así que, si bien algunos se conformaron, otros pensaron que debían hacer algo par seguir metiendo cosas en su interior…
Uno de ellos fue el primero. En lugar de apretar el contenido, se le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose.
No pasó mucho tiempo hasta que la idea empezó a ser imitada. Todos los pozos utilizaban gran parte de sus energías en ensancharse para poder hacer más espacio en su interior. Un pozo, pequeño y alejado del centro de la ciudad, empezó a ver a sus camaradas que se ensanchaban desmedidamente. Él pensó que si seguían ensanchándose de aquella manera, pronto se confundirían los bordes de los distintos pozos y cada uno perdería su identidad….

Quizá a partir de esa idea se le ocurrió que otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho sino hacia lo más profundo. Hacerse más hondo en lugar de más ancho. Pronto se dio cuenta de que todo lo que tenía dentro de él le imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo tenía que vaciarse de todo contenido…
Al principio tuvo miedo al vacío. Pero luego, cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo.
Vació de posesiones, el pozo empezó a volverse profundo, mientras los demás se apoderaban de las cosas de las que él se había deshecho.
Un día, algo sorprendió al pozo que crecía hacia dentro. Dentro, muy adentro y muy en el fondo…¡encontró agua!
Nunca antes otro pozo había encontrado agua.
El pozo superó su sorpresa y empezó a jugar con el agua del fondo, humedeciendo sus paredes, salpicando sus bordes y, por último, sacando el agua hacia fuera.
La ciudad nunca había sido regada más que por las lluvias, que de hecho, eran bastante escasas. Así que la tierra que rodeaba al pozo, revitalizada por el agua, empezó a despertar.
Las semillas de sus entrañas brotaron en forma de hierba, de tréboles, de flores y de tronquitos endebles que se convirtieron en árboles después.
La vida explotó en colores alrededor del alejado pozo, al que empezaron a llamar “el Vergel”.
Todos le preguntaban cómo había conseguido aquel milagro.
- No es ningún milagro – contestaba el Vergel -. Hay que buscar en el interior, hacia lo profundo.
Muchos quisieron seguir el ejemplo del Vergel, pero desestimaron la idea cuando se dieron cuenta de que para ser más profundos tenían que vaciarse. Siguieron ensanchándose cada vez más, para llenarse de más y más cosas.
En la otra punta de la ciudad, otro pozo decidió correr también el riesgo de vaciarse.
Y también empezó a profundizar.
Y también llegó al agua.
Y también salpicó hacia fuera creando un segundo oasis verde en el pueblo.
- ¿Qué harás cuando se termine el agua? – le preguntaban.
- No sé lo que pasará – contestaba – pero, por ahora, cuanta más agua saco, más agua hay.
Pasaron unos meses antes del gran descubrimiento.
Un día, casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la misma.
Que el mismo río subterráneo que pasaba por uno inundaba la profundidad del otro.
Se dieron cuenta de que se abría para ellos una nueva vida.
No sólo podían comunicarse, de brocal a brocal, superficialmente, como los demás, sino que la búsqueda les había deparado un nuevo y secreto punto de contacto.

Habían descubierto la comunicación profunda que sólo consiguen aquellos que tienen el coraje de vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo de su ser lo que tienen que dar.


De “Cuentos para pensar” de Jorge Bucay.
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lunes, 9 de noviembre de 2009

PERDIENDO LOS SENTIDOS


Se cegaron mis ojos ante la luz de los tuyos.
Ensordecieron mis oídos al susurro de tu voz.
Enmudeció mi boca cuando pronunció tu nombre.
Y mis manos al tocarte olvidaron otra piel.

Mis ojos no te veían pero te buscaban.
Mis oídos no te escuchaban pero te sentían.
Mi boca no te llamaba pero te suspiraba.
Y mis manos…mis manos, simplemente, te dibujaban.

Hoy hay otros ojos que se miran en los míos.
Otros oídos que anhelan escucharme.
Otra boca que busca mi boca.
Y otras manos que tiemblan al tocarme.
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Pepa Chacón.