miércoles, 26 de agosto de 2009

CLAUDIA



La cosita que esperaba con más impaciencia, pues se ha hecho de rogar (tenía que haber nacido el día 14), por fin ha llegado.

Se llama Claudia. Ha nacido a las 10’36 de esta mañana, con 3’680 Kg. de peso, un color rosadito envidiable y es mi sobrina número cuatro :)

Perdonad si os mojo la pantalla del ordenador pero…..se me cae la baba!!!



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martes, 25 de agosto de 2009

LA SENDA DEL CEMENTERIO




Con su más terca luz el mediodía
vuelve a darme en los ojos. Alguien, antes
que yo, se ha levantado y ha dejado
los postigos abiertos al marcharse.
Camino hacia esa luz, pensando sólo
en encontrar el rastro de sus pasos,
pero afuera las calles y los huertos,
los jardines y el tiempo se confunden,
todos los rostros son el mío, todas
las voces son un eco de mi voz.

Una pequeñísima parte del libro: "Una canción extranjera", de mi amigo, Ángel Paniagua.


Disculpad que no haya pasado por vuestros rincones pero acabo de llegar de Barcelona y aún no he podido ponerme al día.
Prometo hacerlo en breve.

viernes, 14 de agosto de 2009

ME SORPRENDIÓ EL VERANO TRAICIONERO




Me sorprendió el verano traicionero
lejos de ti, lejos de mí muriendo.
Junio, julio y agosto, no os entiendo.
No sé por qué reís mientras me muero.

Vengan nieve y granizo, venga enero,
vengan escarchas ya, vayan viniendo.
Troncos que fueron nidos ahora enciendo
y no consigo la calor que quiero.

Suelta la vida al viento falsos lazos:
no hay flor, ni luz, ni sed, ni amor, ni río.
Sólo hay un corazón hecho pedazos.

Agosto miente, amor, y siento frío.
Sin la tibia bufanda de tus brazos
aterido sucumbe el cuello mío.


Antonio Gala.

lunes, 10 de agosto de 2009

LA TERRIBLE Y VERDADERA MAÑANA DE GREGORIO SAMSA


La pesadilla que atravesó la noche anterior de Gregorio Samsa fue definitivamente atroz. Se soñó de mañana, en el mismo instante de abrir los ojos luego de un sueño sobresaltado. Lo primero que asaltó la mirada de su sueño fue el techo, el blanco y agrietado límite que le hacía las veces de cielo a su cajón. El techo se veía tan blanco, tan techo como siempre, pero Gregorio sabía (con la sabiduría infalible de los sueños) que, a pesar de su apariencia inofensiva, ese techo pendía de un hilo, que estaba a punto de venírsele encima y aplastarlo. Vio su mesa, y en ella su muestrario de paños, pero este muestrario tan cotidiano, tan compañero, tan de él que ya era carne de su carne, parecía ahora tan lejano, aún cuando estaba sólo a un par de metros de distancia, que pensó: «ya no es mío, nunca podré alcanzarlo, hay una distancia inmensa entre yo y ese viejo muestrario». Luego, sus ojos se posaron en el cuadro que había colgado hacía dos semanas, el cuadro con la glamorosa muchacha del abrigo adentro. La muchacha, modelo anónima que vendía con su cuerpo el cuerpo de un desdichado animal, ya no lo miraba seductoramente como solía hacerlo en la vigilia. Ahora parecía mirarlo con una sonrisa burlesca, pero a la vez con unos ojos que decían asco y, sí, miedo, una mirada que lo asustaba, porque aquellos ojos mostraban el terror que siente el testigo de una imagen monstruosa. Buscando aire en este asfixiante océano de lo cotidiano-terrible, lanzó su mirada hacia la ventana, antes tan vulgarmente presente como para ser invisible y ahora tan esencial, tan atractiva como agujero de escape hacia afuera, afuera de allí, de aquel sueño, pero a la vez tan siniestra, pues amenazaba con esconder lo que había del otro lado. Todos los objetos ciudadanos de su cuarto, tan domesticados por el tiempo, el uso y la familiaridad que ya eran asumidos como viejos amigos, o por lo menos como mendigos mudos que se encuentran siempre en la esquina y que son invisibles, presentes sólo en el sonar metálico de sus monedas tan continuo que es igual al silencio, habían ensombrecido. Los fríos y neutros cuerpos que habitaban su cajón aparecían en este sueño sigilosos, con filo, en una incomprensible actitud de amenaza velada.

—¿Qué me estará pasando?





Fue entonces cuando se encontró sobre su cama convertido en un repugnante bicho. Trató de gritar, de moverse, pero de su boca sólo surgió un sonido indescriptible, impensable, y su intentona de moverse resultó en la rebelión de un montón de patas que salían de su oblongo y extraño cuerpo. Desesperado, miró al techo, pero éste ya no era blanco como antes sino rojo hemorrágico, y venía a una velocidad vertiginosa a caerle encima, a destruirlo. Luego miró hacia la ventana y descubrió que en su lugar en la pared colgaba un uniforme nuevo, lustroso, y este uniforme no permitía el acceso, ni siquiera con la mirada, al mundo salvador de afuera, donde no había monstruos. Luego, ya con el rojo encima, Gregorio escuchó aterrorizado la risa cruel y a la vez de espanto de la muchacha, a quien ya no tendría que mirar para saber que era su hermana dentro del abrigo de piel dentro del cuadro. En ese instante despertó, sudoroso y agitado, de la pesadilla.
Lo primero que hizo al abrir los ojos fue mirarse las manos y palparse el cuerpo amordazando un grito, esperando encontrar patas, caparazón, anatomías artrópodas y desdichadas. El grito se convirtió en un largo suspiro de alivio que se escapó de sus pulmones, de su boca, dejándolo vacío del miedo atroz que le había causado aquel sueño maligno. Su cuerpo estaba intacto, sus manos eran dos con cinco dedos al final del brazo, su cuerpo indiscutiblemente humano, con todas sus partes rosadas donde Dios mandaba. Ya más tranquilo, Gregorio se levantó de la cama dispuesto a prepararse para ir a trabajar. Miró el reloj y se dio cuenta de que se le había hecho un poco tarde.
«Mamá, tenme el desayuno listo, que voy tarde», gritó desde su lado de la puerta, pero del otro lado no se escuchó respuesta. Gregorio pensó que posiblemente sus padres también se habían quedado en la cama, exhaustos de pesadillas como él. Comenzó a vestirse cuando vio su muestrario en la mesa. Recordó el sueño de la noche anterior y sintió una necesidad indescriptible de pasar su mano por el cuero viejo de sus tapas y palpar los paños polvorientos y deshilachados que albergaba. En cierto modo el tocar aquel muestrario le llevaría un mensaje certero a la pesadilla de que había sido solamente eso, y nada más. Fue y lo tocó, sintiendo algo parecido al cariño, y pensó que a pesar de todo, a pesar de la rutina implacable que dominaba su existencia, en mañanas como ésta, luego de llegar a la superficie de un océano tan negro y profundo como el de su pesadilla, amaba la vida.



Terminó de vestirse un poco extrañado de no escuchar los ruidos cotidianos de la casa, a su madre llamándolo a la mesa porque era tarde y no debía disgustar al gerente y amenazar su trabajo, a su hermana ayudando a su madre o quizás arrancándole algunas notas matinales al violín. Salió del cuarto y se dirigió a la cocina, donde escupió un grito de ardiente terror cuando vio en el suelo aquel animal grande y oscuro arrastrarse sobre un millón de patas por el suelo. El animal parecía moverse con miedo hacia atrás, alejándose de él y ocupando el espacio que había entre la estufa y una silla pegada a la pared. Extrañamente, aquel engendro bestial parecía tener más miedo que él en este encuentro (no entendía cómo esto era posible). Gregorio salió de la cocina gritando los nombres de su padre, su madre y su hermana, para advertirlos de que un monstruo había invadido la casa. Fue al cuarto de su hermana y tocó fuertemente la puerta, que estaba cerrada, llamando a su hermana para que saliera, porque el mismo diablo se encontraba en la cocina. No recibió respuesta alguna del otro lado. Esto le asustó bastante, pues no era la primera vez que ocurría en lo que iba de mañana (el silencio tras las puertas), que no era mucho. Abrió la puerta y en el cuarto de su hermana había otro animal igual que el primero, sólo un poco más pequeño, que estaba boca arriba en la cama y parecía tener problemas para voltearse. «Debe de ser difícil enderezarse con ese cuerpo», pensó Gregorio alocadamente mientras salía del cuarto de su hermana hacia el cuarto de sus padres, donde seguramente estaría su familia protegiéndose de los demonios que se hallaban en el lugar. Cuando vio que la puerta del cuarto de sus padres estaba abierta sintió como si hielo y fuego corrieran por sus venas, y no tuvo ni que entrar, pues del cuarto estaba saliendo otra gigantesca cucaracha, ésta más grande que las otras dos, y se dirigía directamente hacia él con una autoridad y un paso que le resultaban vagamente familiares. Entonces entendió Gregorio que la búsqueda de su familia en los ámbitos de la pequeña casa que ahora parecía inmensa sería infructuosa. Entonces supo que su padre, su madre y su hermana se habían convertido en sendos insectos. Miró su reloj. Realmente se le hacía tarde.
Corriendo, tomó su abrigo y se dirigió a la puerta de la casa, pero tuvo miedo de salir. No quería atrasarse en su camino hacia el trabajo, no quería encontrar insectos que lo retrasaran en el camino. Pero tendría que salir, no había remedio, pensó cuando vio que la cucaracha más grande lo había seguido a paso lento, seguía acercándosele, como exigiéndole algo que él jamás podría ofrecer. Las otras dos venían detrás de la primera, su líder, con un paso más vacilante (al parecer su hermana había logrado por fin levantarse de la cama). Su madre y su hermana siempre habían respetado mucho a su padre. Las tres se pararon frente a él como soldados frente a un condenado a muerte, con la puerta de la casa haciendo de paredón. Al unísono las tres hicieron un ruido horrible, escalofriante, un ruido que quemaba los huesos. Gregorio salió a la calle apresuradamente, mirando su reloj, y pensó que aunque era tarde, quizás demasiado tarde, tendría aún tiempo para ir un momento al mercado.

En algún lugar había soñado que era el tiempo de las manzanas.

Bruno Soreno.



domingo, 9 de agosto de 2009

CARTA DE DIVORCIO



Estimada Cristina:

Ayer recibí una misiva de tu abogado donde me invitaba a enumerar los bienes comunes, con el fin de comenzar el proceso de disolución de nuestro vínculo matrimonial. A continuación te remito dicha lista, para que puedas solicitar la certificación al Notario.... y tener listos todos los escritos antes de la comparecencia ante el tribunal.

Como verás, he dividido la lista en dos partes. Básicamente, un apartado con las cosas de nuestros cinco años de matrimonio con las que me gustaría quedarme y otra con las que te puedes quedar tú.

Para cualquier duda o comentario, ya sabes que puedes llamarme al teléfono de la oficina, de ocho a cuatro, o al móvil, hasta las once y estaré encantado de repasar la lista contigo.

Cosas que deseo conservar:

- La carne de gallina que salpicó mis antebrazos cuando te vi por primera vez en la oficina.
- El leve rastro de perfume que quedó flotando en el ascensor una mañana, cuando te bajaste en la segunda planta, y yo aún no me atrevía a dirigirte la palabra.
- El movimiento de cabeza con el que aceptaste mi invitación a cenar. La mancha de rimel que dejaste en mi almohada la noche que por fin dormimos juntos.
- La promesa de que yo sería el único que besaría la constelación de pecas de tu pecho.
- El mordisco que dejé en tu hombro y tuviste que disimular con maquillaje porque tu vestido de novia tenía un escote de palabra de honor.
- Las gotas de lluvia que se enredaron en tu pelo durante nuestra luna de miel en Londres.
- Todas las horas que pasamos mirándonos, besándonos, hablando y tocándonos. también las horas que pasé simplemente soñando o pensando en ti.

Cosas que puedes conservar tú:

- Los silencios.
- Aquellos besos tibios y emponzoñados, cuyo ingrediente principal era la rutina.
- El sabor acre de los insultos y reproches.
- La sensación de angustia al estirar la mano por la noche para descubrir que tu lado de la cama estaba vacío.
- Las náuseas que trepaban por mi garganta cada vez que notaba un olor extraño en tu ropa.
- El cosquilleo de mi sangre pudriéndose cada vez que te encerrabas en el baño a hablar por teléfono con él.
- Las lágrimas que me tragué cuando descubrí aquel arañazo ajeno en tu ingle.
- Jorge y Cecilia… Los nombres que nos gustaban para los hijos que nunca llegamos a tener.


Con respecto al resto de objetos que hemos adquirido y compartido durante nuestro matrimonio, el coche, la casa, etc. solo comunicarte que puedes quedártelos todos. Al fin y al cabo sólo son eso:… objetos. Por último, recordarte el n º de teléfono de mi abogado .... para que tu letrado pueda contactar con él y ambos se ocupen de presentar el escrito de divorcio para ratificar nuestro convencimiento.

Afectuosamente, Roberto.




NOTA: Carta Ganadora del III Concurso Antonio Villalba de Cartas de Amor.

martes, 4 de agosto de 2009

MÍRAME



Desde ese tiempo, diferente al mío,
en que de una mirada ven Tus ojos
la semilla, la rosa y los despojos
nacer, correr, desembocar al río.

Mira esta pobre vida desgarrada
entre el ayer, el hoy y mil quién sabe,
de los que sólo Tú tienes la llave.

Mírame en esta hora desolada,
a tientas, sin saber, equivocándome
en todos los recodos del camino,
confundiendo el veneno con el vino.

Mira que Noche oscura, que sangrando,
como hacia Ti se elevan juntas,
desde mi herida, todas las preguntas.


Miguel D'Ors.




lunes, 3 de agosto de 2009

MONASTERIO DE UCLÉS



Ya de vuelta a casa pasamos a visitar este precioso lugar.


Cerca de Tarancón se halla Uclés, una pequeña población, donde sorprende la fortaleza de su monasterio, que corona un enclave lleno de historia.

El nombre de Uclés nos recuerda que en el siglo XII se produjo una gran derrota cristiana. Un ejército cristiano cayó aquí frente a los árabes. En la batalla murió Don Sancho, hijo de Alfonso VI. Fue una dura prueba para el avance de los reinos del norte.
La población tuvo vida desde tiempos prerromanos, y cierta pujanza en época árabe. Desde el siglo XIII el convento de Uclés fue un notable centro cultural para educar a los hijos de los nobles. El monasterio estuvo vinculado a la Orden de Santiago y a la Corona de España.
Según se llega a la población, desde un pequeño portillo, se aprecia abajo el pueblo y enfrente, poderoso, el monasterio. Tras una muralla desdentada, se alza en lo alto el sólido conjunto, sobre graníticas defensas y murallas cerradas: fortaleza y monasterio se confunden. Sobre la base del fuerte árabe continuaron obras en época medieval y se culminaron en los siglos XVI, XVII.

El Monasterio de la orden de Santiago, impulsado en buena medida por Felipe II, se articula en torno a un patio central, con claustro de dos cuerpos, comunicados por una gran escalera. En el exterior destacan las portadas, siendo la principal, churrigueresca, atribuida a Pedro de Ribera La iglesia fue hecha por Francisco de Mora discípulo de Juan de Herrera. Se terminó en el año 1598. En el edificio también hay otros elementos de valor, como el refectorio.



Patio interior del Monasterio.


Sacristía del Monasterio.



Una de las capillas de la Iglesia.


De la época romana de Uclés.


domingo, 2 de agosto de 2009

EL TEMPLO DE DEBOD





El Templo de Debod fue un regalo de Egipto a España en el año 1968 en compensación por la ayuda española, tras el llamamiento internacional realizado por la Unesco para salvar los templos de Nubia, principalmente el de Abu Simbel, en peligro de desaparición debido a la construcción de la presa de Asuán.

Egipto donó cuatro de los templos salvados a distintas naciones colaboradoras: Dendur a los Estados Unidos que se encuentra actualmente en el Metropolitan Museum de Nueva York, Ellesiya a Italia, Taffa a Holanda y Debod a España.

El Templo de Debod tiene una antigüedad de unos 2.200 años. Su núcleo más antiguo fue erigido bajo el faraón Ptolomeo IV Filópator, y decorado posteriormente por el rey nubio Adijalamani de Meroe hacia 200-180 a. C., dedicado a Amón de Debod e Isis. Posee importantes añadidos de época ptolemaica y romano-imperial (del siglo I a. C. al II d. C.).

Al igual que El Palacio de Cristal, el Templo de Debod es uno de los pocos lugares que me faltaba por conocer de Madrid. En mi viaje relámpago a la capital de España no podía faltar la visita a esta preciosidad de edificio.








MÁS PREMIOS



En esta ocasión concedido por Meli del blog http://soimelii.blogspot.com/
Muchísimas gracias por este premio, Meli. Es para mí, igual que todos los demás, un honor recibirlo.

Como la mayoría de vosotros, amigos, ya habéis sido galardonados con este premio, yo lo voy a otorgar a los pocos amigos que aún no lo tienen y, si no me equivoco, son:

Ana del blog http://noloseytu.blogspot.com/
Merce del blog http://desdeelrincon2.blogspot.com/
Ana del blog http://elcuadernogriego.blogspot.com/
Santiago del blog http://remoraart.blogspot.com/

sábado, 1 de agosto de 2009

PREMIOS





Muchísimas gracias a Isthar del blog http://isthar-poesias-senderosdelalma.blogspot.com/ por otorgarme tan hermosos premios.

Mi vitrina sigue creciendo y tendré que dedicar un día entero a la entrega de estos premios :)

Gracias otra vez, querida Isthar.