domingo, 31 de mayo de 2009

SI ME VES


Si me ves cansado fuera del sendero, ya casi sin fuerzas para hacer camino.

Si me ves sintiendo que la vida es dura, porque ya no puedo, porque ya no sigo.

Ven a recordarme como es un comienzo, ven a desafiarme con tu desafio.

Muéreme en el alma, vuélveme al impulso, llévame a mí mismo.

Yo sabré entonces encender mi lámpara en el tiempo oscuro, entre el viento frío, volveré a ser fuego desde brasas quietas, que alumbre y reviva mi andar peregrino.

Vuelve a susurrarme aquella consigna del primer paso para un principio.

Muéstrame la garra que se necesita para levantarse desde lo caído.

Si me ves cansado fuera del sendero, sin ver más espacios que el de los abismos, trae a mi memoria que también hay puentes, que también hay alas que no hemos visto.

Que vamos armados de fe y de bravura, que seremos siempre lo que hemos creído.

Que somos guerreros de la vida plena, y todo nos guia hacia nuestro sitio, que un primer paso, y que un nuevo empeño, nos lleva a la forma de no ser vencidos.

Que el árbol se dobla, se agita, estremece, deshoja y retoña, pero queda erguido.

Que el único trecho que da el adelante, es aquel que cubre nuestro pie extendido.

Si me ves cansado fuera del sendero, solitario y triste,quebrado, herido, siéntate a mi lado, tómame las manos, entra por mis ojos hasta mi escondrijo...

Y dime, se puede e insiste, se puede, hasta que yo entienda que puedo lo mismo.

Que tu voz despierte, desde tu certeza, al que de cansancio se quedó dormido.

Y, tal vez, si quieres, préstame tus brazos, para incorporarme, nuevo y decidido.

Que la unión es triunfo cuando hombro con hombro vamos, ¡sí se puede!, con el mismo brio.

Si me ves cansado fuera del sendero, lleva mi mirada hacia tu camino.

Hazme ver las huellas, que allá están marcadas, de un paso tras otro por donde has venido.

Y vendrá contigo una madrugada, la voz insistente para un nuevo inicio.

Que abriré otro rumbo porque si he creído, que siempre se puede...

Se puede.

Vega da Carvalho.

viernes, 29 de mayo de 2009

CON EL TIEMPO


Después de un tiempo uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma; Uno aprende que el amor no significa acostarse, que una compañía no significa seguridad y uno empieza a aprender... que los besos no son contratos y los regalos no son promesas; y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos.Y uno aprende a construir sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.Y después de un tiempo, uno aprende que, si es demasiado, hasta el calor del sol quema.Y aprende a decorar su propio jardín y decorar su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende...Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano tendrás que volver a tu pasado.Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.Con el tiempo te das cuenta de que si estas a lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.Con el tiempo también aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.Con el tiempo aprendes que disculpar, cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.Con el tiempo aprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sea como esperabas.Con el tiempo te das cuenta que en realidad, lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese único instante.Y aprendes que hay 3 momentos en la vida que uno no puede remediar: la oportunidad que dejaste pasar, la cita a la que no asististe, la ofensa que ya pronunciaste.Con el tiempo también aprendes sobre el dinero y entonces, comprendes que puedes comprar una casa, pero no un hogar; puedes comprarte una cama, pero no hacerte dormir; puedes comprarte un reloj, pero no te dará tiempo; puedes comprarte un libro, pero no conocimiento o lo que necesitas aprender; puedes comprarte una posición, pero no sirve para tener respeto; puedes comprarte medicinas y pagar la consulta al médico, pero no te dará salud; puedes comprarte sangre, pero no vida; puedes comprarte sexo, pero no amor...Con el tiempo aprendes que la vida es aquí y ahora, y que no importa cuántos planes tengas, el mañana no existe y el ayer tampoco.Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, ya no tiene ningún sentido.Pero infortunadamente, todo esto lo aprendes solo con el tiempo...
Jorge Luis Borges.

jueves, 28 de mayo de 2009

NO ME DIGAS ADIÓS

Cuando llegue el momento de separarnos
no me digas adiós.
No me digas adiós porque,
como dormido, un trozo de mí
se irá contigo y cuando despiertes
beberé de tu café,
comeré de tu tostada,
iré donde quiera que vayas.
Por eso,
cuando llegue el momento de separarnos
no me digas adiós,
dime sólo: “hasta mañana”.


Pepa Chacón.

miércoles, 27 de mayo de 2009

NO ESTÁS SÓLA


Tenía 31 años y apenas había vivido nada. Durante los doce años que había durado su matrimonio, su existencia se limitaba a cuidar de sus hijos, su casa y por supuesto, su marido. Nada especial ni extraordinario acontecía en sus aburridos días en un pequeño piso de una calle, en otro tiempo de extramuros. Su marido era un hombre serio, envidioso y dictatorial. Jamás la había dejado que trabajara fuera de casa y mucho menos, que saliera de ella sin él acompañarla, cosa que, por otra parte, no ocurría con frecuencia. Un domingo cualquiera, de un mes cualquiera, la sentó en el sofá de la casa y le dijo que se marchaba con otra mujer y otros hijos. Su vida, entonces, se convirtió en un infierno y no sabia por qué, porque, al fin y al cabo, se había librado de un ser despreciable, sin embargo, el mundo se le venía encima. Se vio sin trabajo, con dos niños, una hipoteca y sin saber que hacer. Como pudo y con ayuda de personas que realmente la querían, encontró un trabajo con el que, por lo menos, poder dar de comer a sus hijos y salir adelante. Pasaron los meses y su vida seguía sin cambios sustanciales. Habían logrado sus amigos que, al menos, de vez en cuando saliera de casa a divertirse un rato y así, con el cariño de muchos, volvió a sonreír y aquella noche en la que Angelita la había convencido para salir a tomar una copa, un hombre se cruzó en su camino. Hablaron toda la noche. Él le contó como había sido su vida hasta entonces y ella le contó la suya. Los ojos de él la miraban con un brillo especial y a altas horas de la madrugada la invitó a su casa a desayunar. La casa era vieja y bastante humilde, pero estaba limpia y sobre todo, olía a cariño y a familia. Él le tendió una taza de café que ella aceptó gustosa y con una sonrisa en los labios, le preguntó: “¿Puedo hacerte una pregunta?”. Ella sonrió y respondió: “Sí, puedes besarme”.
Pepa Chacón.